Existe gente creyente.
Gente que cree que una web cualquiera diseñada rápido y corriendo en una tarde sirve para conseguir clientes y ganar dinero con su negocio.
Y si pueden hacerla de forma gratuita o muy baratita, mejor.
Creer está bien. Es lícito. Nada en contra.
Este tipo de gente quiere montar un negocio, pero por algún motivo piensa que la página web no es importante, por eso consideran que cualquier web es válida.
Tienen esa idea anticuada en la cabeza que dice que hay que tener una web porque “si no estás en Internet, no existes”.
Pero siguen creyendo que una web sencilla cualquiera es suficiente para vender en Internet.
Y también creen o han leído por ahí que “para vender, hay es estar en el Caralibro, en Instagramo o en TipTop , que ahí es donde están las ventas”.
Muy bien. Cada uno que crea en lo que quiera.
Ahora, ¿la web?…
¿Qué pasa con la web?…
¡Para qué invertir en el elemento más importante que tendrás en el negocio con el que quieres ganarte la vida, verdad!…
Imagínate a un empresario que quiere abrir una negocio local en una ciudad…
¿Escogerá el local comercial más barato?
¿Tomará la decisión de escoger el local en una tarde?
¿Y lo tendrá totalmente decorado y listo para ponerse a vender al día siguiente?
Nos vamos entendiendo.
Pues con una web pasa lo mismo.
Hay emprendedores que supuestamente quieren lanzar un negocio digital, pero que no dedican tiempo a preparar su web de forma organizada, estructurada y diseñada siguiendo pautas que funcionan.
Escogen una herramienta cualquiera para hacerla, como alguna «de esas» gratuitas, eligen una plantilla resultona, meten cuatro textos medio improvisados y algunas fotos de móvil de la última vez que salieron a pasear al perro y…
…¡venga, ya tengo mi página web, ya puedo vender!
Y cuando pasa el tiempo y su web parece el lejano oeste americano con las bolas del desierto rodando por el suelo, le echarán la culpa al mercado, a que sus clientes son raros o al cambio climático…
Lo que sea, pero nunca reconocerán que la cagaron diseñando su web de cualquier forma.
El resultado de diseñar mal la web y no pensar en la importancia de los contenidos y de seguir una hoja de ruta de principio a fin, es que al final la web tiene…
- Cero visitas.
- Cero clientes.
- Cero ingresos.
Cero P A T A T E RO.
Mira.
Hacer una web es mucho más que colocar unos cuantos textos y fotos por aquí o por allá y poner los botones de las redes sociales, un teléfono y un formulario.
Hay que conocer todo lo necesario para ponerla a funcionar y que se convierta en el buque insignia de tu proyecto.
Y esto, sin ayuda ni conocimientos, es imposible hacerlo bien y que el negocio funcione.
Esta es una de las razones de más peso por las que 3 de cada 4 negocios digitales no llegan a los 2 años de vida.
Si eres del tipo de emprendedores que acabo de describir arriba, tienes dos opciones:
- Obviar todo lo que acabo de decirte y seguir como si nada. En ese caso, te deseo mucha suerte.
- Reflexionar sobre lo que acabo de contarte y tomar una decisión que puede ser determinante para tu futuro.
Si consideras que la web sí va a ser el pilar más importante de tu negocio, puede que te interese mi curso ‘Emprende WEB’ para enfocar el tiro correctamente desde el comienzo.
